Radio e Internet no son antagonistas sino que deben complementarse. Es más, Internet puede constituir una oportunidad para el salto tecnológico de la radio convencional al mundo digital.
De todos los servicios de radiocomunicaciones, la radio se ha ganado el derecho a ser uno de los medios más cercanos y apreciados por el individuo. Por su inmediatez, por su omnipresencia y por su credibilidad. Ello explica su amplia aceptación, que se mantiene después de tantos años. Y es que la radio, en su casi siglo de existencia, ha sido sin duda permeable a la adopción de las nuevas tecnologías, aprovechando aquellas para fortalecer y modernizar el medio.
No obstante, con la llegada de Internet, algunos piensan que la distribución de la programación de radio por Streaming pone de manifiesto la obsolescencia de la plataforma de distribución de la radio convencional (FM, DAB).
Por Streaming entendemos la descarga y consumo a través de Internet de productos de audio o video sin esperar a que aquellos terminen de reproducirse. Cuando se trata de video o audio en directo, se suele denominar live Streaming. Algunos también lo suelen denominar IP Radio, o radio por Internet.
El Streaming está consolidándose como una plataforma de distribución de radio muy atractiva para el ciudadano. Sobre todo desde que está accesible en los dispositivos móviles: con aplicaciones específicas con datos añadidos adicionales a las emisiones y otras opciones de interactividad con la emisora, que resultan muy del gusto del oyente actual.
- En primer lugar la cobertura: es difícil conseguir buena cobertura y continuidad de las emisiones de forma prolongada en el tiempo y para todo el público en general. Estas tecnologías no están concebidas para servicios de difusión
- La difusión de programas a través de Internet, a diferencia de la radiodifusión convencional, es una distribución punto a punto para cada uno de los oyentes, lo que implica unos costes de distribución crecientes con el número de usuarios. Cuando la cantidad de oyentes simultáneos se acerca niveles siquiera comparables con las actuales audiencias de la radio, los costes de distribución por oyente pueden llegar a cuadruplicar los costes de distribución convencional por radio.
- Del lado del oyente, los datos tampoco son halagüeños. La escucha de la radio a través de Internet de forma habitual con dispositivos móviles fuera de coberturas Wi-Fi destroza los planes de datos de cualquier usuario. Sin contar con el mucho mayor consumo de batería del móvil que el uso del streaming comporta en relación al uso de la radio a través de un receptor de FM convencional.
- La capacidad de la radio convencional para resistir y mantenerse funcionando en situaciones críticas o catastróficas no puede compararse a la debilidad que presenta Internet en aquellas situaciones, avalando todo ello el carácter de utilidad pública que tiene la Radio.
Estos inconvenientes explican los sostenidos resultados de audiencia que la radio convencional viene presentando, frente al modesto crecimiento en el uso de Internet para la escucha de la radio.
Sin embargo, a pesar de todos estos inconvenientes el uso de Internet para difundir la programación de la radio se está revelando como factor potente de cara al consumo de la misma por los oyentes más jóvenes. Los radiodifusores, pues, preparan sus programaciones de forma habitual y vienen adaptándose a los cambios que Internet va introduciendo para mejorar la percepción del producto por el oyente. Internet no constituye, hoy por hoy, ninguna amenaza para la radio. Radio e Internet no son antagonistas sino que deben complementarse. Es más, Internet, como ahora veremos, puede constituir una oportunidad para el salto tecnológico de la radio convencional al mundo digital.
“Casi todos los móviles llevan equipado en su interior un receptor de FM (algunos, recientemente, un receptor DAB)”
La radio está hecha para acompañar en todo momento al oyente. Está presente en su casa, en el automóvil y pretende seguir estando presente incluso…en su bolsillo, para acompañarle allá donde vaya, como lo estuvo hasta hace unos años.
La pretensión de devolver el receptor de radio al bolsillo del oyente no es una idea descabellada en absoluto, sencillamente porque ya lo está. El Smartphone, imprescindible y por tanto accesible para la inmensa mayoría de los ciudadanos, equipa, entre sus muchos dispositivos, un chip receptor de radio FM. Por ello, además de que con el móvil se puede escuchar la radio por Streaming, a través del acceso a Internet, sería factible igualmente con dicho móvil sintonizar la FM, “activando” la radio que lleva dentro.
Aunque la mayoría de los móviles llevan este receptor oculto y no accesible, sería factible hacerlo accesible por el fabricante, con el acuerdo del operador de servicios móviles.
Con un receptor físico de radio dentro de un móvil se combinaría la capacidad de recepción de radio FM (o DAB) con el acceso a Internet en un único dispositivo, esto es, la sintonía de la radio (sin consumo de datos para el oyente) con la recepción de los datos adicionales (fotos, encuestas, guía de programación, servicios interactivos, etc), de forma transparente para el usuario, que solo tendría que sintonizar su radio para recibir todo lo que recibe ahora al utilizar la app de sus emisoras favoritas, pero sin prácticamente ningún consumo de sus datos. Este sencillo y factible paso, puede suponer la transición de la, para algunos, “obsoleta radio analógica” a una verdadera radio del siglo XXI, abriéndose caminos para la exploración de nuevos servicios adicionales a la radio, innovadores y de gran atractivo para el oyente.
Este es, ni más ni menos, el concepto y fundamento de la radio híbrida, que presenta una fórmula sencilla de implementar, en la que todos ganan: el radiodifusor el oyente, los proveedores de servicios móviles y la sociedad. Pero sobre todo la radio. Y todo al alcance de la mano.